Ciudad Rodrigo | |||||||||||||||||
Sitio Napoleónico | |||||||||||||||||
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Los inicios de la Guerra de la Independencia Española
En contra de lo que pudiera suponerse si solamente atendiéramos al final del conflicto, España inició su andadura en las Guerras Napoleónicas en el bando francés, aunque su lealtad al emperador duraría poco tiempo. El estado español no podía permanecer ajeno mucho tiempo al convulso periodo en el que se encontraba inmerso el continente europeo. Así, en 1807, quizás por la codicia de Manuel Godoy, valido del Rey español Carlos IV, realizó una serie de concesiones al emperador francés, las cuales no gustaron al pueblo español por considerarlas un sometimiento al pais vecino. La primera de estas concesiones fué la cesión de una división entera al servicio del Ejército Imperial, la cual sería enviada a defender las costas del Báltico de los ataques de ingleses y sus aliados. La famosa expedición fué comandada por D. Pedro Caro y Sureda, Marques de la Romana y contaba con casi 15.000 hombres. Todos ellos partían a tierras lejanas y en pos de ayudar al emperador dejaban bastante mermado el poder militar español. D. Pedro Caro y Sureda, Marqués de la Romana Una segunda y grave concesión se hizo, ese mismo año de 1807 España participa en la invasión francesa de Portugal a cargo del Mariscal Junot. El pais luso, tradicional aliado de británicos, era aparentemente el objetivo imperial. España, en virtud del Tratado de Fontainebleau, permitiría a las tropas de Napoleón establecerse en su territorio como supuesta base de operaciones. Durante todo este año, gran numero de soldados franceses se instalaron en tierras españolas. El General Junot junto a la Duquesa de Abrantes. General Joachim Murat
Godoy empieza a desconfiar, se da cuenta que el Tratado de Fontainebleau, que él mismo había firmado, no se cumpliría en todos sus términos y él nunca recibiría los prometidos territorios del Algarve y Alentejo. Decide retirar sus tropas de territorio portugués en una clara oposición a la política de Napoleón. Carlos IV, Fernando VII y Manuel Godoy
Mientras esto sucedía, la corte española se había convertido en un nido de intrigas. Alrededor del Príncipe de Asturias, Fernando, se había formado un nucleo de nobles críticos con la situación que se vivía. El descontento con el gobierno de Godoy unido al recelo que provocaba la masiva presencia de tropas francesas en España y otra serie de factores, obligaron a la Familia Real a refugiarse en el Palacio Real de Aranjuez pensando en una posible futura salida hacia América. El 17 de marzo de 1808 el palacio es asaltado por una multitud dirigida por el partido fernandino, los cuales, en los días sucesivos obligan a abdicar a Carlos IV en favor de su hijo, ya ahora, Fernando VII. Poco le duró el trono a Fernando, fué obligado a abdicar a los pocos días, cuando Madrid fué tomado por las tropas de Murat. La multitud se agolpa a puertas del Palacio Real de Aranjuez Comienza el sucesivo traslado al país francés de todos los miembros de la Familia Real Española, primero fué Fernando, el cual cruzó la frontera el 20 de abril camino de Bayona y con la esperanza de que Napoleón reconociera su trono. Seguidamente Manuel Godoy fué trasladado al mismo lugar. Carlos IV y su esposa no tardaron en acudir a Bayona con ánimo de resolver la situación, esto ocurrió el 30 de abril del mismo año. La situación que se vivía en Francia se estaba convirtiendo en vergonzosa. Napoleón obligó a Carlos IV a ceder sus derechos sobre el trono español a cambio de una pensión y asilo en Francia. Asimismo, Napoleón convenció a Fernando VII para que reconociera a su padre como rey legítimo. Fernando, aceptó sin saber que su padre había ya renunciado anteriormente a sus derechos en favor de Napoleón, quien cedería sus derechos a su hermano José, próximo José I Bonaparte. José I Bonaparte Entretanto, en España, el poder absoluto lo tenía Murat quien intentó sacar del pais a los últimos miembros de la Familia Real que restaban, los infantes. Ante esta situación, la población civil, harta de humillaciones se concentró frente al Palacio Real. A partir de aqui se sucedieron una serie de revueltas que se han conocido con el nombre de "Levantamiento del Dos de Mayo" y que daban pistoletazo oficial a la Guerra de la Independencia Española. Fusilamientos del Tres de Mayo y carga de los mamelucos, Francisco de Goya y Lucientes Tras los sucesos acaecidos el dos de mayo, la población española se alzó contra los imperiales, por todo el país se formaron juntas de defensa, una especie de gobiernos alternativos al poder establecido, encargados de defender la independencia nacional. A esta revuelta no tardó en sumarse el ejército, el cuál vió incremetaods sus efectivos puesto que a él se agregaron cientos de voluntarios. En los meses sucesivos, a pesar de algunas victorias francesas como la de Cabezón o la de Medina de Rioseco, el levantamiento se generalizó, llegando a su punto álgido el 23 de julio, cuando en el campo de batalla de Bailén, las tropas españolas comandadas por el General Castaños, derrotaron a las imperiales mandadas por el general Dupont. La rendición de Bailén, José Casado del Alisal
Generales Castaños y Dupont
Ante esta situación las tropas del Emperdor se viron obligadas a replegarse hacia el norte de la Península, dejando la zona sur en una situación de libertad que favoreció la creación y organización de juntas provinciales. Tras estos acontecimientos, a mediados de 1808, los británicos enviaron una fuerza expedicionaria comandada por sir Arthur Wellesley con la misión de expulsar a Junot de Portugal. Dicho y hecho, los ingleses arrasaron en sendas batallas en Rolica y Vimeiro. Esta situación llevó a los franceses a firmar un pacto por el que acordaban la evacuación de sus fuerzas de Portugal. este pacto no fué muy bien recibidop en el Reino Unido, y a Wellesley, a pesar de las victorias le costó el mando. Los británicos no abandonarían España y en septiembre del mismo año, enviaron unos 20.000 hombres de refuerzo a las órdenes de sir John Moore. Napoleón no iba a permanecer impasible a todos estos acontecimientos, parece que no le había gustado que un ejército como el español le venciera en campo abierto, como reacción envió a la Península una Grande Armee, que elevaría a 200.000 hombres los destinados en la Península. A la Cabeza de esta fuerza, el mismísmo Emperador se dirigía a Madrid, tras vencer en Somosierra con la famosa carga de la caballería polaca, se personó en la ciudad y la obligó a a capitular. De esta forma reponía en el trono a su hermano José. Carga de la caballería polaca en Somosierra 30 de noviembre de 1808 Los meses finales de 1808 fueron desastrosos. Los Franceses siguieron cosechando victorias contra un debilitado ejército español, aunque lo que realmente querían era encontrarse en batalla con los británicos. Napoleón dirigió su ejército desde madrid hacia la zona que ocupaba Moore, al norte de Castilla. Tras una serie de escaramuzas Moore se vió obligado a marchar hacia Galicia en una penosa y desastrosa retirada en la que sus perseguidores les infligieron graves daños. Finalmente Moore murió a causa de las heridas recibidas en combate el 16 de enero de 1809. Aunque había cumplido su objetivo, llevar a sus hombres hasta La Coruña, de donde serían evacuados vía marítima el día 18 con destino a Gran Bretaña. Tras el desastre Wellesley retomó el mando de las operaciones en la península. Compartía con Napoleón una estrategia similar en la que el dominio de Portugal era una pieza clave, de ahí la importancia que cobraron las zonas fronterizas. Sir Arthur Wellesley El emperador se había propuesto recuperar Portugal, mientras esto pasaba el ejército español se descomponía, su falta de entendimiento con los británicos, unido a otra serie de factores como la inexperiencia de sus soldados, la falta de cohesión interna o la carencia de cuadros de mando capacitados, le hacían incapaz de hacer frente a los Imperiales en solitario. En junio de este año de 1809 Napoleón puso al Mariscal Jean de Dieu Soult al mando de una fuerza de unso 50.000 hombres encargada de invadir Portugal, hizo incluso preparativos para asediar Ciudad Rodrigo, aunque por problemas logísticos el sitio no se llevó finalmente a cabo. Mariscal Jean de Dieu Soult Wellesley no podía mantenerse inmóvil y realizó un avance a través del valle del Tajo con una fuerza de unos 70.000 hombres entre británicos, portugueses y españoles. Ante la amenzaza, las tropas Imperiales se replegaron hacia Talavera. El Rey, sin esperar a Soult que venía como refuerzo ordenó un ataque. En la batalla de Talavera podría decirse que se produjo un empate técnico, aunque los franceses tuvieron que replegarse y los británicos se apuntaron la victoria. Batalla de Talavera, 27-28 de julio de 1809 A pesar de la victoria, Wellesley se sentía amenazado y se apresuró a escapar de la trampa del Valle del Tajo. En el repliegue contó con la inestimable ayuda de los españoles, los cuales en Puente del Arzobispo y en Mirabete perdieron muchos hombres para proteger la retirada británica. Esta derrota del Valle del Tajo hizo mella en las relaciones entre ingleses y españoles, Wellesley estaba molesto porque creía que los españoles no le habían brindado el apoyo suficiente. El futuro Duque de Wellington y Ciudad Rodrigo, entraría ahora en un periodo de inactividad y juró no volver a intervenir en la península. Ante esta situación los españoles decidieron cambiar de estategia y tomar la iniciativa. Una victoria en Tamames no fué suficiente ya que tras ella se sufrieron sendas derrotas en las batallas Alba de Tormes y Ocaña, las cuales demostraron que el ejército español no estaba preparado para hacer frente en solitario a las tropas de la Grande Armee. En este momento el ejército español dejó de existir como tal y la resistencia frente a los franceses quedó a cargo de las activas guerrillas. Con esta situación, Napoleón quiso hacer una nueva intentona de recuperar el territorio luso, para ello constituyó la Armeé de Portugal, a cuyo mando colocó al Mariscal André Masséna, en palabras de Wellington "el más capaz de los mariscales, solamente Napoleón le superaba". Es en este punto donde Ciudad Rodrigo, cobra un papel fundamental en la Guerra Peninsular como la puerta que se podía abrir para la entrada en el ansiado Portugal.
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