Se desconoce exactamente quién y cuando mandó edificar la obra primitiva, aunque si se conoce que a finales del S. XIV, Enrique II de Trastamara lo reconstruye, de ahí su nombre.
Durante la Guerra de la Independencia no tuvo un papel especialmente importante, aunque bien es cierto que sirvió como buen depósto de armas y pólvora.
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