Fortaleza enclavada en el camino que lleva a tierras lusas atravesando la provincia de Salamanca, sufrió dos asedios durante la Guerra de la Independencia. El primero en 1810 a cargo de un ejército francés enviado por Napoleón para invadir Portugal. El segundo en 1812 cuando la fuerza aliada al mando de Lord Wellington decidió contratacar y marchar hacia el interior de España.
Durante estos años, pasaron por la ciudad algunas de las mayores glorias militares de la época. Mariscales franceses como Masséna o Ney, británicos como Lord Wellington o los Generales Craufurd y Mackinon, muertos ambos durante el asalto a la plaza en 1812. Sin olvidarnos del defensor de la fortaleza en 1810 nuestro General Pérez de Herrasti. Todos ellos, en unión de miles de soldados, dejaron una huella imborrable y aún latente en Ciudad Rodrigo.
Para el viajero de nuestro tiempo la antigua fortificación abaluartada de Ciudad Rodrigo se ha convertido en un lugar fascinante en el que revivir la épica historia de la Europa Napoleónica. |